Universidad Latina De Panamá

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martes, 31 de enero de 2017

LA UNIVERSIDAD DEL FUTURO



Al abordar el tema de la Universidad del futuro, no podemos prescindir de los imaginativos aportes del ex Rector de la Universidad de Brasilia, profesor Cristovam Buarque, expuestos en su obra “La Universidad en una encrucijada”.  El profesor Buarque parte de las siguientes consideraciones:

En los últimos mil años no ocurrieron grandes cambios estructurales en la universidad. 

El rol de la universidad poco cambió. Entretanto, la realidad de la situación social en el mundo, como también los avances dinámicos en términos de información, conocimiento, y nuevas técnicas de comunicación y educación, evidencian la necesidad de una revolución en el concepto de la universidad.

“Casi ochocientos años después de su creación, las universidades necesitan entender que mudanzas tienen que ocurrir en cinco grandes ejes:

a)        volver a ser la vanguardia crítica de la producción del conocimiento;

b)        afirmar nuevamente su capacidad de asegurar el futuro de sus alumnos;

c)        recuperar el rol de principal centro de distribución del conocimiento;

d)        asumir compromiso y responsabilidad ética para el futuro de una humanidad sin exclusión; y

e)        Reconocer que la universidad no es una institución aislada, sino que hace parte de una red mundial”.

“Más de ocho siglos después de su fundación, la universidad se encuentra en medio de una revolución tecnológica, en un mundo dividido, necesitando ahora hacer su propia revolución. Por lo menos siete vectores deberán orientar esta revolución:

"a)      Universidad Dinámica.  La Universidad no puede encarar el conocimiento de forma estática, como si el saber tuviera una larga duración compatible con el horizonte de la vida de sus profesores. Hoy, el conocimiento empieza a cambiar en el instante en que es criado, y la universidad tiene que incorporar esa dimensión en el rol que desempeña.

“Para eso:

El diploma debe tener plazo de duración. La universidad del siglo XXI no puede responsabilizarse por los conocimientos de un ex alumno formado hace algunos años. Es por ese motivo que un diploma universitario debe conllevar la exigencia de reciclaje del conocimiento a lo largo de toda la vida profesional;
La universidad debe ser permanente.  En realidad, la universidad debe extinguir el concepto de ex alumno. El estudiante formado debe mantener un vínculo permanente con su universidad, conectándose con ella on-line y recibiendo conocimientos a lo largo de toda su vida profesional, de forma a evitar la obsolescencia.

Los doctorados deben ser actualizados. Lo que ocurre hoy es que los alumnos de doctorado concluyen su tesis y cargan por el resto de su vida un título que demuestra apenas que un trabajo de mérito fue realizado en el pasado.
Los profesores deben ser sometidos a concursos periódicos. Si los diplomas de graduación y de pos-graduación necesitan de re-validación, los profesores no pueden mantener sus cargos con base en concursos antiguos. La coherencia exige que los profesores universitarios presten nuevos concursos, en plazos que permitan demostrar la actualidad de su conocimiento.

Flexibilidad en el tiempo de duración de los cursos. Si, por un lado, un alumno no debe jamás llegar al término definitivo de su curso, por otro, es imposible definir, en términos de un período fijo, el tiempo necesario para la obtención de los conocimientos básicos para la práctica de una profesión. Las universidades del siglo XXI no pueden más fijar la duración de sus cursos. Los alumnos podrán someterse a concursos que determinen su habilitación para la práctica de la profesión, de acuerdo con su propia capacidad y con el tiempo que les sea necesario.

Las referencias bibliográficas deben ser indicadas on-line, con la propia elaboración del libro por los autores.  Hoy en día, la elaboración de muchos libros demora más que el desarrollo de las teorías contenidas en él. Una universidad que se basa en libros impresos es una universidad que se atrasa en términos del conocimiento de punta.

"b)      Universidad Unificada.  Con esta red mundial, la idea de limitar un alumno a un curso específico en su universidad de origen se tornó anticuada e ineficiente. Cada alumno puede formular su propio programa de curso, eligiendo los profesores y las disciplinas en escala global, en una red que abarca al mundo entero.

"c)       Universidad para Todos.  La universidad se convirtió en una entidad única, debiendo estar abierta a todos.

"d)      Universidad Abierta.  La universidad del siglo XXI no tendrá muros, ni un campus físicamente definido. La universidad del siglo XXI será abierta a todo el planeta. Las clases serán transmitidas por la televisión, por la radio y la Internet, tornando innecesario que los alumnos estén presentes en el mismo campus, o en la misma ciudad que el profesor. Los profesores podrán mantener un diálogo permanente con sus alumnos de todo el mundo.

"e)       Universidad Tridimensional.  La universidad del siglo XXI tiene, también, que ser organizada de forma multidisciplinario.

"f)        Universidad Sistemática.  La universidad del futuro se vincula universalmente a todas las otras universidades, pero tendrá que vincularse también con todo el sistema de creación del saber. La universidad deberá incorporar las instituciones de investigación pública y privada, bien como todas las organizaciones no-gubernamentales, ligadas a la producción de investigaciones, deben hacer parte del sistema universitario.

"g)      Universidad sustentable.  Las universidades deberán ser instituciones públicas, sean ellas estatales o privadas. La universidad no puede morir por falta de recursos públicos, ni puede recusar los recursos privados de quien quiere invertir en ella”.




VISIÓN DE LA UNIVERSIDAD DEL FUTURO

La Universidad que necesitamos para enfrentar con éxito los desafíos del Siglo XXI.  Requerimos:

Una Universidad que haga realidad la definición de Jaspers de ser “el lugar donde la sociedad permite el florecimiento de la más clara conciencia de la época”, organizándose, como propone Habermas, como una auténtica “comunidad crítica de estudiantes y profesores”.

Una Universidad que mantenga estrechas relaciones de coordinación con el Estado, la sociedad civil organizada y el sector productivo y empresarial; que forme parte de un Proyecto Nacional de Desarrollo Endógeno, Humano y Sostenible y, contribuya, mediante su visión prospectiva, a configurar los proyectos futuros de sociedad.

Una institución que forje, de manera integral, personas y ciudadanos conscientes y responsables; profesionales, especialistas, investigadores, artistas y técnicos formados interdisciplinariamente, dotados de una cultura humanística y científica; capaces de seguirse formando por sí mismos durante toda su vida; de adaptar sus conocimientos a los rápidos cambios que se producen en su campo profesional, laboral y científico; de localizar la información pertinente, evaluarla críticamente, juzgarla y tomar las decisiones adecuadas.

Una Universidad que ponga el acento en el aprendizaje de sus estudiantes y convierta a sus docentes en facilitadores de ese aprendizaje

Una Universidad donde sea posible el cultivo desinteresado del conocimiento pero que también se preocupe por la investigación aplicada a la solución de los problemas más apremiantes de su sociedad


Un centro donde se contribuya a conservar, defender, acrecentar y difundir los valores culturales propios, se fortalezca la identidad nacional, y se promuevan la interculturalidad, la “cultura de paz” y la “cultura ecológica”.

Una Universidad globalmente competitiva, donde docencia, investigación, extensión, vinculación y servicios, se integren en un solo gran quehacer educativo, enriqueciéndose mutuamente, y se apliquen a la búsqueda de soluciones para los problemas locales, regionales, nacionales y mundiales.

Una Universidad que promueva la integración regional pero que, a la vez, incorpore en su enseñanza una visión holística del mundo, auspicie la comprensión entre las naciones y asuma, resueltamente, la dimensión internacional que hoy día tienen el conocimiento, la información y la propia educación superior.

Una Universidad que asuma críticamente el fenómeno de la globalización del conocimiento, se integre a las grandes redes académicas y científicas, y participe activamente en el mundo universitario regional e internacional.

Una Universidad comprometida con las culturas de calidad y pertinencia, que acepte la evaluación por sus pares; practique la autoevaluación sistemática de todas sus actividades y gestione la acreditación de sus programas y carreras por agencias oficialmente reconocidas. Consciente de su responsabilidad social y sin menoscabo de su autonomía, reconozca que está sujeta a la evaluación crítica de la sociedad por la eficiencia y eficacia de su desempeño.

Una Universidad que sepa emplear todos los recursos de la moderna tecnología educativa, sin permitir que la máquina reemplace al profesor, salvo aquel, que según Skinner, merezca ser reemplazado por ella.

Una Universidad que diversifique su población estudiantil y su oferta de carreras y especialidades e incorpore carreras cortas de nivel superior, prestigiadas por su identidad académica y por su posibilidad de permitir salidas laterales al mundo del trabajo y el paso a carreras de larga duración; introduzca institucionalmente la educación a distancia y virtual, y ofrezca oportunidades de formación a personas de todas las edades, aspirando a ofrecer una educación superior para todos y todas y durante toda la vida.


Una Universidad inserta en la totalidad del sistema educativo, del cual debe ser “cabeza” y no simple “corona”, preocupada por los niveles que le preceden, a los cuales debe aportar no solo personal docente calificado, sino también propuestas para su mejoramiento cualitativo y didáctico.

Una Universidad edificada sobre la base de estructuras académicas y administrativas flexibles, que ofrezca currículos también flexibles, que comprendan ciclos de competencias generales, básicas, profesionales, terminales y libres, acompañadas de las destrezas y habilidades requeridas para cada profesión o especialidad y que propicie la reintegración del conocimiento y el trabajo interdisciplinario y transdisciplinario.

En fin, una Universidad donde las ciencias, las humanidades y las artes encuentren un alero propicio; la innovación, la imaginación y la creatividad su morada natural, y “la barca del sueño que en el espacio boga” un lugar seguro donde atracar.