En la publicación del Profesor Juan Bosco Bernal, sobre la Educación Superior en Panamá: Situación, problemas y desafíos, me llama la atención el apartado que se refiere a "Las fortalezas y debilidades internas del sistema de educación superior", ya que se pone de manifiesto que las instituciones de Educación Superior en Panamá han registrado un movimiento ascendente en sus matrícula y en sus ofertas académicas en los último años, pero aun así se debe considerar aspectos en cuanto a las limitantes y debilidades que aún percibimos en el mismo.
El incremento
en la matrícula universitarias representa un crecimiento que puede explicarse a
partir de las expectativas que tiene la población en relación con la
importancia de la educación superior como factor de movilidad social y a la
flexibilidad en los requisitos de ingreso y egreso que han venido adoptando las
instituciones durante los últimos años, se cree que cerca del 85% de las
personas que estudian alguna carrera de pregrado, grado o postgrado lo hacen en
las cuatro universidades oficiales.
Los estudios
que se ofrecen en las instituciones de educación superior son de naturaleza
diferente y de duración diversa. Estos estudios son:
Pregrado: Se
refieren a carreras técnicas de nivel postmedio con una duración entre uno y
tres años. Se ofrecen primordialmente en los Centros de Educación Superior no
universitarios y en algunas universidades, y constan en promedio de unos 100
créditos.
Grado: Son
estudios que conducen a una licenciatura o a un doctorado profesional (medicina,
odontología, veterinaria), una ingeniería o el profesorado (para servir como
docente en diversos niveles del sistema educativo). Se ofrecen en universidades
y constituyen la tarea principal de estas instituciones. Actualmente se busca
uniformar la duración y número de créditos de las carreras universitarias. Se
considera que estas carreras comprendan entre 140 y 160 créditos académicos,
aunque algunas como medicina (262), derecho (217) y de ingeniería (210) superan
esta cifra. En general estas carreras se organizan en semestres académicos, aun
cuando las universidades privadas tienden a organizar sus estudios por
cuatrimestres y trimestres.
Postgrado: Los
estudios de postgrado comprenden los programas de especialización, maestría y
doctorado.
29 Los cursos
de especialización de postgrado tienen una duración no mayor de un año y un
monto no superior a los 24 créditos. Las maestrías oscilan entre 30 y 36
créditos y una duración promedio de 18 meses. Los programas de doctorado
requieren alrededor de unos 36 créditos sobre la maestría.
De acuerdo con
el área de estudio, los datos evidencian el predominio de carreras de las
ciencias sociales, comercio y educación., que representan más de dos tercios de
la matrícula universitaria.
Un fenómeno que resalta en la Educación
Superior panameña, es la incorporación creciente de la mujer.
Esta
participación no se encuentra equitativamente distribuida entre centros y
carreras. Así por ejemplo, las mujeres se concentran más en carreras asociadas
a Empresas, Administración Pública, Educación, Comunicación Social,
Enfermería y Humanidades. En cambio su
participación en carreras no tradicionales es menor, pero con una tendencia
claramente ascendente. En carreras de Medicina, Odontología, Tecnologías de la
Salud la presencia femenina es mayoritaria en relación con los hombres. Sin
embargo, en las Ciencias Agropecuarias (Ingeniero agrónomo, Ingeniero
Zootecnista, Ingeniero Agrícola), la matrícula es predominantemente masculina.
Una de las
características distintivas de la educación superior, es la amplia cobertura
que ofrece en todo el país. Por lo menos uno de cada tres estudiantes de
educación superior realiza sus estudios en un centro regional, extensión
universitaria, centro de educación superior o universidad regional. Las mayores
concentraciones de la oferta de educación superior se encuentran en la
provincia de Chiriquí, Veraguas, Colón y Herrera.
Según el nivel
socioeconómico, los estudiantes de la Universidad de Panamá proviene de hogares
con bajos ingresos, esta población es mayor en los centros regionales y
extensiones universitarias. Las tres cuartas partes de la población estudiantil
(cerca del 75%) responden a familias con mayores ingresos, lo cual es
insuficiente para satisfacer las necesidades básicas y a la vez enfrentar los
costos reales de una carrera universitaria. El promedio de los estudiantes vive
en el seno de familias.
Aun cuando la
Universidad de Panamá es prácticamente gratuita y la más favorable para los
sectores populares, encontramos que
Los grupos que
viven en pobreza extrema tienen serias dificultades para acceder a los estudios
superiores, en tanto que los sectores de ingresos altos se ven favorecidos por
el financiamiento público de su educación.
Uno de cada
dos personas en Panamá, entre los 18 y 24 años realiza estudios universitarios.
Sin embargo, no todos tienen las mismas oportunidades.
Dentro de las
opciones que poseen los grupos pobres, se encuentran las becas, subsidios,
créditos y otras ayudas que ofrecen las universidades y otros organismos
gubernamentales y no gubernamentales.
Se reconoce
que las enormes desigualdades en el ingreso de la población generan también
brechas en las oportunidades educativas. Bajo estas condiciones, es difícil
pensar en un aumento generalizado del pago de la matrícula universitaria, pues
haría más injusta la situación de los más pobres. Sin embargo, algunos sectores
plantean medidas tales como aplicar tasas de matrícula diferenciada según nivel
socioeconómico y la posibilidad de que profesionales egresados de la
universidad, devuelvan a la institución un porcentaje de los ingresos recibidos
por salarios, para constituir un fondo que contribuya a financiar la educación
de los sectores más pobres.
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