Una tendencia
notable en la educación superior contemporánea es la revisión de los procesos
de transmisión del conocimiento, lo que ha llevado a revisar los métodos de
enseñanza-aprendizaje, trasladando el acento de la enseñanza hacia el
aprendizaje y enfatizando sobre el rol protagónico del estudiante.
La cada vez
más generalizada adopción de los enfoques constructivistas, los cambios en el
rol del profesor, que deviene en un facilitador del aprendizaje del alumno y la
adopción de los paradigmas de la educación permanente y del aprender a
aprender, han conducido a muchísimas universidades a diseñar nuevos Modelos
Educativos y Académicos, así como a revalorizar la importancia de la pedagogía
universitaria.
Los
especialistas coinciden en señalar que la educación debe promover la formación
de individuos cuya interacción creativa con la información les lleve a construir
conocimiento. Se trata de promover un aprendizaje por comprensión. De esta suerte, en cada aula donde se
desarrolla un proceso de enseñanza-aprendizaje se realiza una construcción
conjunta entre enseñante y aprendices. Al superarse los enfoques conductistas
del aprendizaje para dar paso a los constructivistas, el aprendizaje dejó de
ser un simple cambio conductual, una modificación de la conducta ocasionada por
estímulos internos y externos, y pasó a ser la posibilidad de la
autoconstrucción por el aprendiz de un nuevo conocimiento significativo.
El aprendizaje
o los aprendizajes representan hoy día la esencia de la Universidad
contemporánea. La pregunta es: ¿Qué hacer en la práctica docente para generar
condiciones para un efectivo aprendizaje de los alumnos? El constructivismo,
precisamente, sitúa la actividad mental del educando en la base de la
apropiación del conocimiento. Un conocimiento nos lo apropiamos cuando lo
interiorizamos y lo incorporamos a nuestra estructura mental. El docente deviene
así en un mediador del feliz encuentro del alumno con el conocimiento.
“Educar,
nos dice Paulo Freire, no es transferir conocimiento sino crear las condiciones
para su construcción”. Más, no olvidemos
que el proceso de enseñanza-aprendizaje es una unidad pedagógica compartida y
creativa. “Aprender a aprender” supone la adquisición de la capacidad de
autoaprendizaje al cabo de un período ineludible de aprendizaje con docentes.
Estos nuevos
paradigmas educativos y pedagógicos, se fundamentan en los aportes de la
psicología y de la ciencia cognitiva sobre cómo aprende el ser humano, y nos
conducen a reconocer que el estudiante no sólo debe adquirir información sino
principalmente estrategias cognitivas, es decir, procedimientos para adquirir,
recuperar, juzgar y usar información. Lo
que determina el aprendizaje no es lo que se enseña, sino de qué manera lo
enseñado interactúa adecuadamente con lo que el estudiante ya sabe.
La nueva
perspectiva de la enseñanza universitaria como una actividad investigativa,
permitirá dignificar la docencia a los ojos del profesor universitario. Todo
docente es, o debería ser, un investigador, no en el sentido de que aporta
nuevo conocimiento, sino en el sentido de que como investigador pedagógico ha
logrado construir sus propios conocimientos en la disciplina que enseña, para
comprenderla y aprehenderla y, posee la capacidad didáctica de enseñarla y
suscitar el aprendizaje de sus alumnos.
El Modelo
Educativo es la concreción, en términos pedagógicos, de los paradigmas educativos
que una institución profesa. El Modelo Educativo debe estar sustentado en la
historia, valores profesados, Visión, Misión, filosofía, objetivos y
finalidades de la institución. Debe existir congruencia entre el Modelo
Educativo y la organización académica de la Universidad, de suerte que puedan
alcanzarse los objetivos que persigue el Modelo. El Modelo Académico traduce en
organización académica y diseño curricular, el compromiso de la institución con
su Modelo Educativo. La Universidad
debe, entonces, prepararse para revisar su estructura académica, a fin de
flexibilizarla, superando el esquema de separación rígida entre las facultades,
escuelas y departamentos, y propiciando la apertura de una comunicación
permanente entre todos estos elementos estructurales.
Los países de
la Unión Europea han adoptado estos paradigmas como parte del llamado “Proceso
de Bolonia”. Según uno de los arquitectos de los acuerdos de Bolonia, Guy Haug,
el nuevo paradigma europeo en el campo didáctico implica un desplazamiento del
énfasis en los sentidos siguientes:
- Más sobre el aprendizaje, y menos sobre
la enseñanza.
- Más atención al estudiante, y menos
poder al profesor.
- Más enfoque sobre las exigencias de la
sociedad.
- Más atención en el desarrollo de
destrezas y habilidades, y menos sobre la mera adquisición de conocimientos.
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